Evite fumar y el humo de segunda mano
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El humo del tabaco es dañino para los pulmones de todas las personas - especialmente aquellas con FQ. Esto incluye el humo de segunda mano. Hasta las partículas de humo que quedan en la ropa, la piel, el cabello y el aliento de un fumador pueden irritar las vías respiratorias de una persona con FQ.

Cuidadores

Los padres, familiares y cuidadores de los niños con FQ no deben fumar. Si los padres fuman, es más probable que los hijos fumen. Una de las mejores medidas que usted puede tomar para ayudarse a sí mismo o a su hijo a mantenerse sano es tener un ambiente libre de humo. Si fuma, hay ayudas para dejar de fumar. Llame a la Asociación Americana de Pulmón, al (800) LUNG-USA o vea su sitio web.

Mientras logra dejar de fumar, hay unas cuantas cosas sencillas
que puede hacer para ayudar a que su hijo se mantenga sano:

Fume afuera, lejos de su hijo.

No fume dentro de su casa ni su automóvil.

No deje que nadie fume cerca de su hijo, en su hogar ni su automóvil.

El humo de segunda mano y los irritantes pulmonares

El humo de segunda mano en lugares cerrados, como los automóviles, casas, apartamentos y restaurantes permanece por horas, días y a veces más. Si un familiar o amigo que fuma le invita a su casa, con la promesa de que no fumará mientras usted está allí, el humo de segunda mano siempre estará presente en el aire que usted respira.

Las personas con FQ tampoco deben trabajar en un ambiente en donde estén expuestos al humo de segunda mano, como en bares en ciudades o estados en donde no hay leyes que prohíben fumar en lugares públicos. Tampoco deben trabajar en sitios donde estén expuestos a otros irritantes pulmonares, tales como polvo, vapores de pinturas, productos químicos volátiles y el humo de escape de los vehículos.

Personas con FQ que fuman

Para las personas con FQ, fumar es desastroso. Es muy simple, los efectos por fumar dañan la capacidad de los pulmones para respirar. En las personas jóvenes, al fumar lesionan la capacidad de los pulmones para crecer y lograr su potencial pleno. La exposición al humo del tabaco también hace que sea más probable que las personas contraigan enfermedades del tracto respiratorio y que estas enfermedades sean más severas.

El humo del tabaco, incluso el humo de segunda mano, irrita los pulmones y los senos paranasales, causando inflamación e hinchazón que dañan los tejidos. Las personas con FQ ya tienen dificultades para comer suficiente y ganar peso. La exposición al humo del tabaco puede disminuir el sentido del olfato y el gusto, disminuyendo también el apetito. Al ser fumador, una persona incluso podría no calificar para ser elegible para un trasplante pulmonar.

El humo del tabaco también hace que los cilios dejen de funcionar. Los cilios son las células diminutas, como pelitos en las vías respiratorias, que ayudan a remover el moco, el polvo y los gérmenes de los pulmones y los senos paranasales. En comparación con los pulmones sanos, los pulmones con FQ tienen un moco que es más espeso y los cilios tienen menos líquido para ayudarse a mover. Cuando los cilios se debilitan por el humo, su capacidad para mantener los pulmones limpios es todavía menor.

Si usted tiene FQ, debe esforzarse continuamente para mantener sus pulmones en buenas condiciones, para poder vivir una vida sana y larga. En pocas palabras, el fumado y hasta la exposición al humo de otras personas lesionarán sus pulmones, hará que se enferme más y, en última instancia, acortarán su vida.

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